4 de febrero de 2013

TÍTULO ORIGINAL. Le feu follet
AÑO. 1963
DURACIÓN. 110 min.
PAÍS. Francia
DIRECTOR. Louis Malle
GUIÓN. Louis Malle (Novela: Drieu La Rochelle)
MÚSICA. Erik Satie
FOTOGRAFÍA. Ghislain Cloquet
REPARTO. Maurice Ronet, Jeanne Moreau, Alexandra Stewart, Bernard Noël, Lena Skerna

Alain Leroy, un francés alcohólico, casado con una americana, está a punto de terminar un tratamiento de desintoxicación en una clínica privada Antes de enfrentarse de nuevo a la vida cotidiana decide visitar a las personas a las que estuvo vinculado en el pasado.

17 comentarios:

farrell dijo...

tesis mía y del autor:
la vida dura lo que dura el placer, lo demás es mascar el chicle sin sacarle ya ningún sabor.


farrell dijo...

siguiendo con la tesis, lo que más me ha gustado de la peli, de su planteamiento, es como el autor pone delante del protagonista y, por tanto, delante de nosotros, un catálogo de modelos de vida para que elijamos, describiendo las grandezas y las miserias de cada una de ellas.
Quedarse con su propia vida, esto es volver a Nueva York con su mujer , y la primera escena con la, digamos, sucedánea de su mujer, nos deja claro que no.
Volver a la anterior, esto es el acohol, la escena del bar , con el vaso delante de él continuamente, tampoco es una opción,
el amigo casado y con dos hijas, feliz con su vida de casado, con su callada esposa, con su proyecto literario, " por la tarde escribiré un poco y luego haré el amor a mi mujer", no se lo cree, no se cree que su amigo, y por tanto, él, pudiera encajar en ese modelo de vida.
la bohemia, la vida del arte, que representa Jeanne Moreau, malviviendo en una especie de comuna freak pedante y vacía no era precisamente deseable.
los amigos anarquistas revolucionarios que lucharon en Argelia, aun con ideales , que antes habían sido los suyos, tampoco encajan ya.
Y los burgueses, a los que el autor apalea, su amigo burgués y su bella mujer, la mujer que representa a todas las mujeres, a la belleza, al placer , el deseo mismo, Solagne, que se le ofrece como tabla de salvación y es aquí cuando descubrimos la verdadera naturaleza de su mal. la anhedonia, la dificultad para sentir, puedo tocar pero no siento nada, dice.
Y ya todos vimos el final.
Salud y suerte en vuestra elección.

Anónimo dijo...

Yo elegí dormir la siesta, completando satisfactoriamente mis horas de sueño

en la rebotica dijo...

Pildorazos:
a)1963, inaugura su senda el cine club calle mayor.
b)1963, el cine europeo vive su última etapa dorada: el free cinema, la nouvel vague, la rive gauche, el postneorrealismo, el nuevo cine alemán, el cine sueco...
c)1963, Maurice Ronet, el guaperas francés, rueda este Feu follet, su mejor trabajo interpretativo, justo cuando emergen contrincantes de la talla de Belmondo y Delon.
d)La novela del mismo título de Drieu La Rochelle publicada en los primeros años treinta , poco antes de su conversión al nazismo, es un autorretrato del autor, dandy, impotente, "l'homme couvert de femmes", y anuncia su suicidio en 1945 con tabletas de gardenal.
e)1963, todos eran tan jóvenes...
f) Eric Satièy su música.
g)Louis Malle, otro soñador del Hollywood clásico que se estrelló en Los Ángeles, aunque se casó con Susan Sarandon.
Pildorazo: ni el alcohol ni la depresión se dejan explicar. Son una tiña que te come la piel.

Colombina dijo...

Por qué en el cine de autor europeo a los burgueses se les dibuja como personas aburridas y vacías? Es aburrida y vacía la buena vida? Siempre están deambulando en su melancolía, perdida la mirada desde una gran balconada, al horizonte de los acantilados mediterráneos, en sus refugios de verano.... Será que de no hacer nada, les da por los "malos vicios"?
Hay algún rico en la sala que me conteste a estas cuestiones? Si es así y está libre que me lo haga saber. Me gustaría experimentar por una temporada ese vacío existencial en mis carnes.

Orgasmo de Rotterdam dijo...

La mirada subjetiva en los planos del café donde Alain Leroy revisa a la fauna que pasa y está sentada, incluido el tipo que esconde en el bolsillo una servilleta o algo así nos acerca al protagonista.
Los primeros planos de Alain Leroy fuera y dentro de la habitación del sanatorio, acompañados de la música de Satie nos aproxima al protagonista.
Los planos en los que un escaparate le separa del resto del mundo, como en la exposición de Kandisky, mientras pasea por la calle o toquetea objetos en la habitación y mueve sus fichas en la partida de ajedrez contra sí mismo nos llevan a su interior.
No hay elección, no podemos tener simpatía por los otros. El infierno son los otros.

Anónimo dijo...

Colombina, aunque no te conozco, me pareces una mujer, si es que no escondes otra identidad, atractiva por lo que dices a pesar de ese breve comentario reaccionario de los "malos vicios" que no me cuadra con tu soltura. Espero encontrate en los próximos 120 minutos.

farrell dijo...

colombina, si tu ofrecimiento es sincero y quieres caer en malos vicios, soy tu hombre. Tus carnes experimentarán el vacío existencial y otros placeres.

el viejo werther dijo...

Colombina, veleidosa paloma, me has herido. Estaba convencido de ser el hombre de "tus carnes" desde la platónica y onanista distancia y tú, pérfida damisela, te ofreces a un rico postor en este blog secreto. ¡Ay, amor, cuán sádica es tu espina!

Elgen dijo...

A mí la película me ha parecido, en el mal sentido de la palabra, “de museo”, es decir apolillada; reflejo, eso sí, de una época en que vestía mucho la pose del existencialismo rezagado, con las miradas graves, perdidas en el infinito, (¡hasta en la cama!), y casi siempre con la aparición fetiche de un revólver - símbolo, enigma, solución- ante el que monologar con frases escuetas sobre el sinsentido de la vida. (También el revólver hizo su aparición en la película de Godard de hace unas semanas). En fin, que la película me aburrió soberanamente y pensé que ya no podía emocionar a nadie. Pero leídos los comentarios de este blog, lo mismo tengo que repensármelo.

Alicia desde Cascón dijo...

Colombina, veo que el día de las Águedas has participado en este blog, en el que creo te han dado excesivo protagonismo extracinematográfico. Como decía un participante anterior, a lo mejor no eres a y eres o, esto de la real academia y el género nos vuelve locas, pero por lo que hablan de ti, dicen que estás gordita, habrá que demostrarlo. Me ha comentado una amiga quien puedes ser y me ha sorprendido ya que te veo a la entrada del cine club todos los mondeis. Me pongo en breve en contacto contigo y tendremos que disfrutar de los próximos títulos, toma buena nota de Cosmópolis de Cronenberg y si después de verla en el Avenida la recreamos bajo la bandera del arco iris disfrutaremos hasta nuestras infinitas sensibildades cinematográficas. Te espero curri.

G. Lacan dijo...

El inconsciente como lenguaje. Tengo muy olvidadas las clases de psicoanálisis de lo que antaño se llamaba “Ciencias de la conducta” pero recuerdo que se argumentaba que leer o ver en películas la angustia existencialista provocaba el deseo de saber quiénes somos. Eso debía pasar en los años sesenta/setenta. Aquí y ahora a algunos de nuestros más persistentes comentaristas lo que les provoca es el deseo de saber quién es Colombina. Esto tiene su enjundia porque logramos rematar la idea de quién es quién: Farrell un quedón machista y probablemente casado que vivió tiempos mejores, el viejo Werter un tertuliano de los antes, rojillo, comprometido y cachondo y Alicia desde Cascón un camaleón amateur. Para que nadie se ofenda, uno de mis vaticinios es conscientemente ilusorio.

farrell dijo...

Hubo una vez un Farrell, un tal Johnny Farrell, jugador, tramposo, que perdió la cabeza por la mujer de su jefe. La mujer, una hermosa pelirroja, cantaba "Amado mío" mientras se quitaba los guantes y dejaba al desnudo sus largos y sensuales brazos. A Johnny le dolía tanto su belleza que la abofeteó. Era suya y por eso lo hizo.
Hubo una vez un tal Farrel, enrolado en una carguero por las heladas aguas antárticas, un hombre solitario y frío, perdedor, que después de muchos años de ausencia de su hogar regresa a para ver a su anciana madre y encontró a una adolescente que pudiera ser su hija.
Los dos personajes coincidieron en el lugar, Argentina. Uno es continuación del otro. Posiblemente Johnny se enroló en el carguero cuando le abandonó la pelirroja. Ahora escribe en este blog.

Johnny Guitar dijo...

Fascinante Farrel. Tu historia da sentido a mi vida. Hoy me encuentro un poco turbado, ya sabes, las cervecitas que se alargan desde la mañana y te acaban afectando. Tu comentario me ha provocado algo especial acordándome de Rita. También me acuerdo de Vienna.

Anónimo dijo...

Me pregunto si esto es un blog de cine o de hablar por hablar, para no decir nada interesante.

de apellido anonimo dijo...

creo que de lo que habla farrel es de cine, de Gilda y de Liverpool (lisandro alonso), a mi personalmente me interesan las historias de farrel aunque discrepe de su discurso a veces. Y terminara llevandose al huerto a colombina aunque solo sea de modo platonico.

Anónimo dijo...

Ya lo había entendido sin que me lo explique nadie, pero no quiere esto decir que hablen de cine, divagan y en sus divagaciones incluyen personas y personajes del mundo del cine.