Lugares particulares, donde nuestro cuerpo dejó su huella imperceptible. La raida cutrez de un espacio que la memoria decora con galas que no existieron, en el que salíamos de nuestra grisura cotidiana para acompañar otras vidas en la ceniza de la pantalla. La identidad desvencijada del existir. Cincuenta años ha.
Lugares particulares, donde nuestro cuerpo dejó su huella imperceptible. La raida cutrez de un espacio que la memoria decora con galas que no existieron, en el que salíamos de nuestra grisura cotidiana para acompañar otras vidas en la ceniza de la pantalla. La identidad desvencijada del existir. Cincuenta años ha.
Cuantos recuerdos! Incomodidad, frío, oscurantismo. Eran otras épocas. Eran otras películas. Muy bien como ejercicio nostálgico, pero estamos mucho mejor ahora.
4 comentarios:
Lugares particulares, donde nuestro cuerpo dejó su huella imperceptible. La raida cutrez de un espacio que la memoria decora con galas que no existieron, en el que salíamos de nuestra grisura cotidiana para acompañar otras vidas en la ceniza de la pantalla. La identidad desvencijada del existir. Cincuenta años ha.
Lugares particulares, donde nuestro cuerpo dejó su huella imperceptible. La raida cutrez de un espacio que la memoria decora con galas que no existieron, en el que salíamos de nuestra grisura cotidiana para acompañar otras vidas en la ceniza de la pantalla. La identidad desvencijada del existir. Cincuenta años ha.
Cuantos recuerdos!
Incomodidad, frío, oscurantismo. Eran otras épocas. Eran otras películas. Muy bien como ejercicio nostálgico, pero estamos mucho mejor ahora.
Maciste contra los monstruos creo que fue la primera película que vi en esa sala.
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