19 de noviembre de 2012

TÍTULO ORIGINAL. We Need to Talk About Kevin
AÑO. 2011
DURACIÓN. 110 min.
PAÍS. Reino Unido
DIRECTOR. Lynne Ramsay
GUIÓN. Lynne Ramsay (Novela: Lionel Shriver)
MÚSICA. Jonny Greenwood
FOTOGRAFÍA. Seamus McGarvey
REPARTO. Tilda Swinton, Ezra Miller, John C. Reilly, Jasper Newell, Siobhan Fallon, Anna Kuchma, Ashley Gerasimovich

Adaptación de la novela homónima de Lionel Shriver. Eva, una mujer satisfecha consigo misma, es autora y editora de guías de viaje. Casada desde hace años con Franklin, un fotógrafo que trabaja en publicidad, decide, con casi cuarenta años y tras muchas dudas, tener un hijo. Así nacerá Kevin. Pero, ya desde el principio, empiezan a surgir dificultades...

11 comentarios:

Anónimo dijo...

esta pelicula se debiera vender en las farmacias en la sección de preservativos y otros métodos anticonceptivos.

Elgen dijo...

Si la película plantea algo (que, a lo mejor no, y es una simple y buena película de terror)yo creo que es si el psicópata nace o se hace. La película deja muy claro que nace. La película es entonces la crónica de una orgía sangrienta fatalmente anunciada desde el principio, tan fatal que ya ha ocurrido cuando empieza la película y se cuenta en flashes retrospectivos.En todo caso, ayudan a lo inevitable el pasotismo del padre y el sacrificio impotente de la madre; también fatalmente condenada a querer a su hijo a pesar de todo; de ahí el abrazo final. La película creo que es buena, pero se ve venir y se ve con incomodidad.

Orgasmo de Rotterdam dijo...

Lynne Ramsay inicia la película con unas escenas de la tomatina que bien pueden hacer alusión al infierno de Dante. El color rojo no dejará de acompañarnos en ningún momento, ni mientras el niño (un especie de alter ego de aquel Damian en “La profecía”), se come su sándwich de mermelada sangrienta, ni mientras nos lleva y nos trae con un estilo visual sofisticado. Esa también es fundamentalmente la manera de introducirnos en la pesadilla psicológica de la madre. Una pesadilla sin tregua ¿excesiva? ¿es necesario tanto sufrimiento y tanto color rojo para terminar como ya sabíamos? Menos mal que nos ahorra las masacres.
Esta película me trae a la memoria dos películas dentro del contexto americano “Elephant” de Gus Van Sant y “Bowling for Columbine”, de M. Moore.

Freud en Villalobón dijo...

Los adolescentes psocópatas Elephant y Bowling..., en efecto, vienen a cuento en esta tensa historia. Pero hay otro dato: el trauma postparto que padece cerca de un 20% de las parturientas, como consecuencia del cual las madres sienten un intenso rechazo por el hijo, impulso que no logra superar el llamado "instinto materno". No necesariamente los niños que han crecido con este desafecto materno devienen automáticamente en sociópatas asesinos, porque tampoco hay que ignorar que según los estudios de salud mental, no menos del 20 % de la población urbana sufre procesos de enfermedad mental de distinto grado. Y el factor genético está detrás de la mayor parte de las esquizofrenias más graves.
La película tiene una virtud: la de despertar al público de ese cielo de azúcar glasé con el que se dibuja los arrobos del paraiso familiar.
Tilda Swinton borda su papel de madre dividida entre la percepción objetiva de un hijo que la odia, y el típico sentimiento de culpa que asola las conciencias de los anglosajones luteranos.

Anónimo dijo...

la naturaleaza cabrona juega una mala pasada a las mujeres haciéndolas desear en algún momento de su vida fértil ser madres , eso que se llama instinto maternal, que desafortunadamente es de los pocos instintos animales que no desaparecen en los humanos. Después de cagarla se convierten en las paganas de la naturaleza. Crían crían y crían sin parar pequeños animales que la cultura y la sociedad va transformando en hombres o mujeres que en algún momento de sus vidas la cagarán otra vez . Entre medias, los machos no se enteran.

Anónimo dijo...

La película deja diferentes lecturas dependiendo de quien sea el espectador, está claro. A mí personalmente me impacta que se responsabilize a los padres (en este caso a la madre) del comportamiento de los hijos y que se le haga pagar por tener un psicópata bajo su tutela.Educamos lo mejor que podemos y sabemos, pero no podemos responder por ellos.
Y me rebelo ante la insinuación de que el problema pueda venir del posible "desafecto" que sufre el niño, querido Freud...

Anónimo dijo...

sí, hay que responsabilizar a los padres por no haberle metido en el microondas cuando se veía claramente que el chaval era un hijoputa. actualmete, viendo el comportamiento de muchos niños y jóvenes como verdaderos sociopatas en casa, en el colegio, en la calle, llegamos a la conclusión que hace falta mucha más mano dura , unas cuantas hostias que les duelan de verdad. En el fondo esa era la tesis de la pelicula. El niño se torció porque no le dieron lo suyo y lo del japonés.Acaso no visteis que cuando le dolió el antebrazo dejó de cagarse?
.

Anónimo dijo...

Que claras se ven las cosas desde la barrera! Volvemos a hablar cuando seas padre...

El Ajusticiador de Menores dijo...

el dolor:
cuando la policía cogió a Nacho después de haber quemado un coche una noche de viernes, el chaval, de apenas quince años , solo gritaba: no me pegues, no me pegues. A Nacho nadie le habia pegado en su vida. No sabía lo que era el dolor, pero lo suponía algo muy malo. Sus padres habian mitigado cualquier atisbo de sufrimiento desde pequeño. En cambio a él no le importaba infringir daños a los demás, a sus padres, a las cosas, a las chicas, estaba educado para eso. no tener reciprocidad en sus acciones, todo se le perdonaba y no se le castigaba.
Pero esta vez era distinto. En el furgon policial iba el "Ajusticiador de menores" que sacó su porra de cuarenta centímetros, de pura goma prieta y le aplicó a nacho el estandar de Norton: esto es , diez fustazos en las pantorrillas y otros diez en los lomos. Despues, abrió la puerta y lo dejó marchar. solo dijo: ahora vas y lo cuentas.

rubén dijo...

"¿Acaso no visteis que cuando le dolió el antebrazo dejó de cagarse?"
Bueno, esa es tu manera de verlo. Otro podrá decir que cuando le dolió, decidió guardárselo para más tarde y se puso a afinar la puntería. Yo no digo nada.

Anónimo dijo...

o sea, no los provoquemos que se enfadan y es peor, miremos para otro lado. Eso mismo hicieron con los nazis y con los nazionalistas de ETA. Y asi nos fue.