28 de septiembre de 2009

El hombre de Londres

TITULO ORIGINAL. A Londoni férfi (The Man from London)
AÑO. 2007
DURACIÓN. 132 min.
PAÍS. Hungría
DIRECTOR. Béla Tarr
GUIÓN. László Krasznahorkai (Novela: Georges Simenon)
MÚSICA. Mihály Vig
FOTOGRAFÍA. Fred Kelemen (B&W)
REPARTO. Tilda Swinton, Erika Bók, János Derzsi, Ági Szirtes, István Lénárt, Miroslav Krobot

Maloin es un vigilante de una estación de tren que, de forma casual, es testigo de un asesinato, y acaba haciéndose cargo de una maleta llena de dinero que trastocará para siempre su vida, acarreándole muchos problemas.

11 comentarios:

LULA dijo...

Mi primer contacto con el cine de Bela Tarr se produjo el curso anterior con su película "Armonías de Werchmeister" y de "El hombre de Londres" únicamente había leído que el primer plano de la película estaba entre lo mejor que se había hecho en muchos años. La verdad es que esta es una película que requiere mucha concentración para entrar en ese ritmo cansino e hipnótico. Es un poco dificil entrar al principio, sobre todo por culpa de gente que entra tarde en la sala. Al final de la película (película que aún llevo en la cabeza) me quedé con la magestuosa fotografía en blanco y negro, esos planos tan dificiles de hacer y sobre todo por los actores. Esos primeros planos que sin hablar lo dicen todo. Increible el plano de la mujer de Brown llorando.

GRULARE dijo...

A mí me encantó el primer plano-secuencia, pero luego creo que abusa de ellos. No creo que una película sea una competición para ver cuántos planos-secuencia se pueden meter, ni que sea mejor o peor por tener más o menos, más largos o mayor cantidad. Si el aspecto formal no guarda una relación con el narrativo se corre el riesgo de caer en la tediosidad, que para mí no es una cualidad positiva, y menos en el cine. Parece que está de moda lo que no es divertido ni entretenido (conviene distinguirlas, que no es lo mismo), pero yo sigo pensando que lo aburrido puede estar bien, pero por otras cuestiones, y no por ser aburrido en sí.

Anónimo dijo...

GRULARE, sospechosamente, cada vez te vas pareciendo más a Carlos Boyero. No te pierdas por nada del mundo la película de Campanella. Allí tendrás diversión, emoción, un guión bien cerradito y unas grandes interpretaciones. En fín, una película que seguro sea de tu agrado. Por cierto, dentro de poco se estrenará también la última de Amenábar.

GRULARE dijo...

¿Sospechosamente? Creo que en este foro falta mucho espíritu crítico, capacidad de análisis y cultura cinematográfica y sobra mucho integrista que defiende sus posiciones sin aportar argumentos, símplemente a través de la confrontación, y mucho cobarde que ni siquiera es capaz de poner un seudónimo a lo que escribe.
Pero ya que se preocupan por mis gustos, les diré que salí algo defraudado este lunes porque esperaba más de esta película. "Harmonías de Weickmeister" me encantó, me pareció de lo mejorcito del curso pasado, porque me parece que mantiene un equlibrio justo entre fondo y forma. lamentando mucho defraudarles, yo no me adscribo a ninguna corriente cinematográfica. A mí me gusta el cine, no un determinado tipo de cine, como ocurre con algunos, y veo mucho y de todo tipo. No me gusta todo, por supuesto, pero no tengo prejuicios y estoy abierto a propuestas cinematográficas nuevas. Lo que pasa es que la novedad no es un valor en sí, necesita ir acompañada de otros atributos.

Colombina dijo...

La vida de Maloin y la mía son parecidas. Trabajando toda la vida en la rutina. Sin poder dar a los suyos lo que le demandan. Su única satisfacción una triste partida de ajedrez con un cotilla, baboso y grasiento camarero.
Me fuí a casa abatida y directa a la cama, sabiéndome incapaz de coger ningún maletín que se me presente por el camino. Ni para eso valgo!
Sí amigos, la película me hizo pupa, pero al día siguiente a seguir aguantando la rutina: a trabajar en mi "torre de control", aguantar los reproches diarios y esperar que llegue mi partidilla al ajedrez, mi único alivio...

Antón Pirulero dijo...

¿Es mas cobarde el que escribe bajo un seudonimo desconocido para el resto de las personas que el que escribe bajo el seudónimo "Anonimo"? Esto si que es capacidad de análisis y espíritu crítico.

GRULARE dijo...

Hombre, Antón Pirulero, si lo dice por mí... solamente hay que picar en mi perfil de blogger y ahí tiene mi nombre y apellidos y mis blogs, que tomándose uno la molestia de entrar en ellos, se pueden encontrar fotos mías, de mis amigos, y esmerándose un poco hasta la talla de... Vamos, que como no ponga un poco de interés, esto se me hace muy aburrido también.

TUPOLEV dijo...

Hay que agradecer a GRULARE el que haya animado un poco este blog que normalmente es muy parco en comentarios (salvo con las películas de Serra). En cuanto a la película del lunes, a mi personalmente me gustó mucho, me parece que tiene un estilo inconfundible y que la adaptación de la novela es muy respetuosa.

GRULARE dijo...

Gracias TUPOLEV. Mi intención es fomentar la diversidad de opiniones, la participación y el espíritu crítico. Creo que la visión de otros, ya sea a favor o en contra, siempre enriquece, aunque para ello hay que mantener una actitud abierta y no rechazar por sistema cualquier opinión que no se corresponda con la nuestra. la endogamia cultural solamente produce incultura.

birdie dijo...

Aparte siempre habrá quien quiera trasladar al patio de butacas su patio de vecinas particular. Pero que no decaiga el ánimo, como dice TUPOLEV, da gusto que este lugar tenga vida.

Anónimo dijo...

A TORO PASADO
Hay un singular retorno al "espiritualismo", a los toques metafísicos y a los transportes místicos entre los que declaran sus preferencias por cierto cine "experimental" en estas y otras webs.
Hay, también, un Bela Tarr magnífico en este "Hombre de Londres" y otro Tarr risible que hace recitar versículos bíblicos bajo el aguacero del diluvio a cuarenta jornadas, sobre el cual nada tiene que objetar la juventud cristiana de nuestro cine-club.
"El hombre de Londres" es un ejercicio perfecto a la hora de trasladar la peculiar atmósfera literaria de George Simenon a imágenes.