TÍTULO ORIGINAL. Szelid Teremtes - A Frankenstein Terv (Tender Son - The Frankenstein Project)
AÑO. 2010
DURACIÓN. 105 min.
PAÍS. Hungría
DIRECTOR. Kornél Mundruczo
GUIÓN. Kornél Mundruczo, Yvette Bíró
MÚSICA. Philipp E. Kümpel, Andreas Moisa
FOTOGRAFÍA. Mátyás Erdély
REPARTO. Kitty Csíkos, Rudolf Frecska, Lili Monori, Kornél Mundruczó, Miklós Székely
Un joven tuvo un hijo, Rudi, pero nunca supo qué fue de él. A los 17 años, Rudi, tras pasar toda su infancia en un orfanato, sale con la esperanza de encontrar el afecto de su madre y, sobre todo, de conocer la identidad de su padre; sin embargo, no será bien recibido. Casi por azar, Rudi acaba en un casting. El director, fascinado por su inocencia, cree haber encontrado al protagonista de su película. Pero, inesperadamente, la vida de Rudi da un vuelco espectacular: se convierte en un asesino perseguido por la justicia. Por su parte, el director se da cuenta de que ese chico extraño y silencioso es su hijo, un monstruo que él mismo ha creado. La única salida es acompañar a su hijo en su terrible destino con la esperanza de hallar una redención común.
AÑO. 2010
DURACIÓN. 105 min.
PAÍS. Hungría
DIRECTOR. Kornél Mundruczo
GUIÓN. Kornél Mundruczo, Yvette Bíró
MÚSICA. Philipp E. Kümpel, Andreas Moisa
FOTOGRAFÍA. Mátyás Erdély
REPARTO. Kitty Csíkos, Rudolf Frecska, Lili Monori, Kornél Mundruczó, Miklós Székely
Un joven tuvo un hijo, Rudi, pero nunca supo qué fue de él. A los 17 años, Rudi, tras pasar toda su infancia en un orfanato, sale con la esperanza de encontrar el afecto de su madre y, sobre todo, de conocer la identidad de su padre; sin embargo, no será bien recibido. Casi por azar, Rudi acaba en un casting. El director, fascinado por su inocencia, cree haber encontrado al protagonista de su película. Pero, inesperadamente, la vida de Rudi da un vuelco espectacular: se convierte en un asesino perseguido por la justicia. Por su parte, el director se da cuenta de que ese chico extraño y silencioso es su hijo, un monstruo que él mismo ha creado. La única salida es acompañar a su hijo en su terrible destino con la esperanza de hallar una redención común.
5 comentarios:
Creo que esta semilla de maldad (vaya traducción literal del título original...) no pasa de ser una película fría, aburrida y algo pretenciosa.
No digo que no. Fría si que es (no sólo por la nieve), aburrida no lo creo, más bien con un ritmo irregular y pretenciosa, mucho, aunque esto no tenga por ser malo. La película también es un tratado de puesta en escena y una historia muy interesante, si la vemos como un estudio sobre la creación artística. En cuanto a las constantes criticas por la presencia contínua de este director en la Sección Oficial del Festival de Cannes, algo tendrá el agua cuando lo vendicen, como se suele decir.
¿Qué película pretendía rodar el director-personaje al inicio del casting? ¿qué rodó finalmente? ¿qué vimos? El director-personaje quiere crear una película con sus creaciones a las que les pide llorar y reír. Son sus monstruitos, con los que creará su obra, creaciones para su creación. Actores y actrices para su película-monstruo-metáfora física y moral.
Las monstruosidad hace que las partes del monstruo “creado culturalmente” se nos presenten disociadas y, en este caso, dentro de una fantástica mansión, tan terrorífica como real. Hasta el ruido de la lavadora es monstruoso. Las imágenes buscando lo bello, la nieve blanca (utilizó, nos dice, lentes anamórficas y luces muy blancas para la película) unas gotas de sangre y las caras de pocos amigos nos llevan por un camino de evidencias, pues Frankenstein ya estaba escrito. No todas iban a ser películas con finales felices ni sobrecogedores.
Tampoco hay que olvidarse de la guionista, Yvette Biró, una vieja rockera de lo teórico en el cine y profesora en la Sorbona, Berkeley, Nueva York, etc que sigue en acción.
Erice ya introdujo cambios en el mito de la criatura creada por Frankenstein, en la que el monstruo es un pobre miliciano herido a quien la niña ayuda con comida y útiles que saca de su casa. El monstruo de Mundruczó es un adolescente con fobia social que busca a su padre en un viejo caserón de Budapest. Va dejando cadáveres por el laberinto de la casa, como quien deposita heces por ahí. Hasta aquí, todo ligado al canon. Pero héte ahí que el verdadero monstruo no es otro que el padre, que interpreta Mundruczó con escaso acierto, razón por la que el monstruo alevín puede confesar algo que el semoviente de Frankenstein, en su inocencia inhumana nunca hubiese podido hacer sin caer en el ridículo, le dice al padre que no había pretendido dejar atrás una carnicería así, esto es, manifiesta arrepentimiento. Y ahí todo el barroco y estéril chamizo narrativo de Mundruczó se derrumba en la más pura de las caidas. Un bodrio desangelado, carente de vigor.
Tenía aún en mente el recuerdo de Delta e iba a esta proyección con miedo y dos cafés por si las moscas.
He sacado similares sensaciones en ambas películas. Lo único que los paisajes de Delta invitan a conocer la zona, cosa que en Semilla de maldad, ni eso. Ambas insulsas y desesperantes al igual que los personajes.
Salí deprimida y cabreada.
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