26 de marzo de 2012

Las acacias

TÍTULO ORIGINAL. Las acacias
AÑO. 2011
DURACIÓN. 90 min.
PAÍS. Argentina
DIRECTOR.
Pablo Giorgelli
GUIÓN. Pablo Giorgelli, Salvador Roselli
FOTOGRAFÍA. Diego Poleri
REPARTO. Germán de Silva, Hebe Duarte, Nayra Calle Mamani

Por encargo, un camionero debe llevar a una mujer desconocida desde Asunción (Paraguay) hasta Buenos Aires (Argentina). La mujer trae consigo una niña en brazos. Son 1.500 kilometros de viaje por delante.
 

6 comentarios:

Atagualpa oxidado dijo...

Este trimestre hemos tenido en el cine-club dos ejemplos de cine argentino perfectamente dispares, ambos opera-prima, pero distanciados por el talento genuino y la vacuidad creativa.
Giorgelli da una lección durante los dos primeros tercios de la historia, al filmar en el reducido ámbito de la cabina de un camión y hacerlo con sentido. Una cámara bien emplazada para captar el discreto juego gestual de los protagonistas.
¡Lástima que como coguionista se haya creído obligado a dar a su narración un giro abierto, sensiblero, de final feliz al uso!
Si hubiera puesto el fin en el momento en el que la chica paraguaya entra llevada por sus familiares en la casa y el camionero se queda solo, la historia habría tenido una continuidad armónica con el resto del film. Pero Giorgelli tiene talento para mejorar este buen estreno.

Orgasmo de Rotterdam dijo...

Giorgelli ha limpiado o limitado los aspectos más tópicos de la road movie (planos del paisaje, del camión en carretera en este caso, los flashback subjetivos que nos cuentan el pasado del que huyen los protagonistas… ha suprimido la banda sonora, ni siquiera oímos la radio dentro de la cabina en ningún momento, las diálogos están muy comedidos…). Ha dejado otros aspectos que sí son característicos como la búsqueda de la libertad y el viaje interior e incluso culmina su apuesta con una esperanza, que en esto de las road movies rompe moldes o peca de sensiblero. En una entrevista Giorgelli dijo que estaba en un pozo anímico por diversas situaciones personales antes de hacer esta peli. Tal vez por eso lo de su sensiblería, para salvarse a sí mismo, aunque lo cierto es que es convincente. En cuando a estos finales esperanzadores que vienen en momentos de crisis (individuales o sociales) están proliferando hasta en autores nada habituales como los Dardenne y Kaurismaki.
Desde que empezó a hacer el guión hasta que terminó de rodar nos cuenta el director que pasaron 5 años. Esto marchando bien las cosas, o sea, ganando en la Habana el premio al mejor guión. A partir de ahí se abrió paso tímidamente y llegó Cannes, algo impensable. Este cine minimalista y serio, estos cineastas que comienzan con 44 años y montan su película en casa (literal, pues el montaje cuenta el director que lo hizo junto a su esposa en el hogar) con este resultado merecen una estatua.

Anónimo dijo...

La sencillez formal como recurso para resaltar los valores del producto fílmico está en franco declive. La mayoría de las películas de nuestras carteleras están al servicio de la forma – acción frenética, 3D- sin que nadie cuestione que el cine pueda ser, además de entretenimiento, una manifestación artística. Pablo Giorgelli propone el estremeci-miento vital de dos personas y lo hace desde el vaciamiento. Por lo que a mí respecta, lo ha conseguido.

Colombina dijo...

Normalmente son los padres los que buscan tener hijos. Curiosamente, o serán casualidades, en la anterior película -El niño de la bicicleta- y en -Las Acacias- son los hijos quienes buscan y encuentran una madre o padre. Veo mucha similitud entre la peluquera y el camionero aun salvando kilómetros, continentes y culturas.
Convincentes los personajes, la melodía de fondo del ruido de carretera transmite al espectador muchas sensaciones.
Creo que el final esperanzador en ambas películas, aunque esperado, es más que merecido.

Elgen dijo...

La soledad es muy dura. El ser humano necesita de la proximidad de otro ser humano. La película recuerda a Kiarostami en su minimalismo, etc etc. Pero con todo esto,la película me ha parecido una castaña de tamaño medio. ¿A nadie más le ha pasado? ¿Soy muy raro? ¿Tengo cura? Por favor, se ruega evitar sarcasmos en las posibles respuestas; que soy muy sensible.

Colombina dijo...

Elgen, yo creo que no te llegaste a meter dentro de la cabina, la gracia está ahi, en compartir los sentimientos de los personajes.
Puede que tengas razón, a mí quizás otro día me hubiera parecido una castaña. Pero el lunes estaba sensible. Snif.