27 de abril de 2009

El otro

TITULO ORIGINAL. El otro
AÑO. 2007
DURACIÓN. 83 min.
PAÍS. Argentina
DIRECTOR. Ariel Rotter
GUIÓN. Ariel Rotter
MÚSICA. Varios
FOTOGRAFÍA. Marcelo Lavintman
REPARTO. Julio Chávez, Osvaldo Bonet, María Oneto, María Ucedo, Inés Molina, Arturo Goetz

http://www.piramide-films.com/el%20otro.html

Un hombre maduro, situado entre las coordenadas que trazan su padre y su mujer, se encuentra con que todo lo que parecía garantizar su propia consistencia -vale decir su identidad- presenta síntomas de fragilidad. Frágil el cuerpo, frágiles los afectos, frágil la conciencia. Este hombre tomará distancia respecto de lo que hasta entonces parecía constituir su día a día y así, en ese movimiento de desapego, indagar la fragilidad. Un habitual viaje de negocios de medio día al interior del país se trasforma en otro viaje. Al llegar a destino, Juan Desouza, descubre que el hombre que viajaba a su lado no se despierta. Secretamente, casi como un juego, decide tomar la identidad de este hombre, inventarse una profesión, conseguir un lugar donde dormir: la posibilidad de no regresar. La posibilidad de ser otro, de ser muchos. En sus nuevos días libres, en estado de disponibilidad, el hombre realizará, sin saberlo, una suerte de travesía hacia la naturaleza y al reencuentro de sus gustos, de sus instintos básicos, intentando abrazarse a la idea de que la vida que le tocó y que eligió vivir, no es la única posible...


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Narrar el inconsciente sin cambiar la vida y los hechos. Casi todo lo contrario que en el reportero de Antonioni. ahí fue el consciente y el inconsciente. Cambio de actos y pensamientos.
Excelente atmósfera y fotografía

siboney dijo...

No hay necesidad alguna para que el protagonista se cambie el nombre en el transcurso de su viaje. Incluso, se puede decir, que no hay necesidad alguna de que viaje. Se puede pensar que el viaje de Juan sucede solamente en su cabeza.El hombre necesita pensar, analizar y eso lo puede hacer en el sofá de su casa. El plano de los dos autobuses que se bifurcan es elocuente. El director prefiere el silencio a la palabra, la negación a la aplicación y la soledad a la compañía del otro, de los otros. La diferencia con la película de Antonioni es que en aquella Nicholson tenía la necesidad de cambiar de persona y en esta el protagonista no la tiene.

Anónimo dijo...

No estoy tan seguro de que el protagonista de "El otro" no tenga necesidad de cambiar de vida. Digamos que tras la reflexión opta por continuar y asumir lo que ya ha comenzado a ser su vida.
El protagonista pudo haber cambiado de vida puesto que la necesidad estaba latente. Tras la maduración, asume el transcurso del río, se deja arrastrar por la corriente donde está su cuerpo, no su mente, valorando todo.
Con el reportero, esa situación de cambiar o no de vida, sorprende a Nicholson en una oportunidad. Y lo hace. Cuerpo y mente se aúnan aunque pudo no hacerlo.