Leemos en The Ángeles Times
Una película en blanco y negro filmada en 1986, recuerda tanto la vibra indie salvaje de su época, como también la severidad monocromática de los primeros Bergman y Tarkovsky...
Estilísticamente, la película es un paseo de delirio de otro mundo, como un híbrido del ascetismo de Dreyer y los ensueños más fríos en "La noche del cazador". Hay una belleza austera en la interpretación del director de fotografía Randy Sellars del paisaje islandés escarpado e implacable, y por los pasajes hipnagógicos memorables que ocasionalmente se pliegan sobre la realidad de Margit, Keene fichó al aclamado director de vanguardia y gurú de efectos ópticos Pat O'Neill...
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